lunes, febrero 04, 2008

Hola Crayola

"¿Eso que escribiste qué, pinche Guffo?... ¡¡¡Diviértenos, pendejo!!!"

Esta frase es la que más recibo en los mails que me manda la raza por ser ya medianamente gracioso y no permitir la modalidad de cometarios. Cosa que me vale madre.

Prometo próximamente poner algunos mails que me mandan los loquitos -y no tan loquitos- porque ya me confesaron "mis fans" que, por lo que se metían a mi blog, no era por lo que escribo, sino por los cometarios que me dejaban, SNIF...

Pero de todo esto he aprendido tanto... tanto...

Por ejemplo:

A ustedes no les divierte -ni les importa- si les platico que fui (y hay pendejos que siguen pensando que "fui" lleva acento) a dar dos clases de dibujo a la escuela de una primita (la menor de mis primas y que me considera un héroe porque ninguna de sus amiguitas tiene primos de treinta) y que los niños estuvieron felices porque les dibujé a Bob Esponja y a Los Padrinos Mágicos y les inculqué el amor al dibujo siendo un dibujante mediocre. Realmente a ustedes les vale verga como a mí. Pero a los niños no. Los que me conocen me dijeron: "¡¿Tú?! ¡¿Guffo?!, ¿conviviendo con niños?, ¿cómo le hiciste si no te gustan los niños?", se escandalizaron. Y yo les respondí -una frase nada graciosa, por cierto- : "El hecho de que yo no quiera tener niños no significa que los odie o que le vaya a negar a mi primita la invitación que me está haciendo a su escuela para convivir con sus amiguitos".
Los niños son lo mejor del mundo. Eso pienso porque fui uno con sus traumas y sus carencias, pero un niño muy feliz. Lástima los padres que les tocan -o nos tocan-; es puro pendejo (la mayoría de las veces), y si no fuera así, ya hubiéramos cambiado el mundo; ¿no creen?. Por eso estamos como estamos los jóvenes -y no tan jóvenes- de hoy. ¿No creen? Si tuviéramos padres bien vergas, pos fuéramos bien vergas… ¿No creen?

Pasando a otra cosa que tampoco a nadie divierte y les voy a contar, es ésta: La hija de La Fabi, Ale, entró a un concurso de declamación en su escuela y me pidió que le ayudara a escribir un escrito -valga la rebusnancia- de La Ciudad de Monterrey: esa ciudad horripilante y apestosa de la que reniego y advierto a todos que no vengan. Pero le hice un escrito bonito; hipócrita, tal vez, pero con el corazón macerado y pensando como niño... Y el 18 de febrero va a representar a su escuela y a su estado en un concurso mega mamalón y mega chingón del que esperamos sea la campeona invicta...

Les digo: esto no divierte, tampoco lo que escribo, ni mi vida ni lo que les digo que es; porque lo que es, no divierte.
Estas cosas que escribo son símplemente esas cosas que a uno lo mantienen vivo y siguiendo adelante. Como el evento de ayer en la Gandhi, donde un compa desconocido me agarra y me dice -después de que mi madre se despidió y me dio un beso-: "Pinche Guffo, te creí un culero por lo que escribes y te veo dándole un beso a tu mamá y te ves bien bueno..." ¿Cuándo dije yo que era un culero? Whatever. Nada importa -decía Bukowski- sólo lo que piensas y que hagas realmente lo que piensas: a eso se le llama honestidad. Pinche Bukowski, por eso es mi otro papá.